martes, 15 de septiembre de 2015

COMIENZO NUEVO CURSO




jueves, 26 de marzo de 2015

ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA (D. PASCUA)


ORACIÓN PARA EL DOMINGO DE PASCUA

Jesús, adoramos el misterio de tu muerte
y tu resurrección. Nos maravillamos de
la profundidad de tu amor por nosotras.
Que todos los pueblos de la tierra
reciban la buena noticia de tu evangelio.
Como tu pueblo, te pedimos hoy la
capacidad de vivir la alegría de la
resurrección. Que cantemos con toda la
creación: ¡Salve, Oh Luz de Cristo!
Bienvenido, Salvador Resucitado. Amén.

ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA (S. SANTO)


ORACIÓN PARA EL SÁBADO SANTO

Dios de salvación, toda la creación
espera anhelante y ansiosa la salvación
prometida a nuestros padres y revelada
en la resurrección de tu hijo Jesús.
Enséñanos a esperar la irrupción de tu
poder salvador cuando todo será
reconciliado contigo en Cristo Jesús.
Aguardamos con esperanza, Oh Dios.
Esperamos en compañía de todos los
ángeles y santos y santas del cielo. Por su
intercesión, haz que seamos capaces de
decir: Santo, Santo, Santo es nuestro
Dios. Amén.

ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA (V. SANTO)


ORACIÓN PARA EL VIERNES SANTO

Cristo Jesús, tu amor se hace visible por
el misterio de tu muerte y resurrección.
Haznos una en ti. Transfórmanos en
pueblo de Misericordia que te abrace en
las personas que sufren a nuestro
alrededor. Te lo pedimos, como pueblo
reconciliado con Dios por la sangre de
tu Cruz. Amén.


ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA (J. SANTO)


ORACIÓN PARA EL JUEVES SANTO

Dios fiel, Jesús nos dio el regalo de su
propio cuerpo y su sangre para que
tuviéramos alimento que nos nutriera …, Al
compartir la Eucaristía de Jesucristo, haz
que seamos eucaristía las unas para las
otras. Que nuestras vidas sean
bendecidas, partidas y entregadas para
que tu pueblo viva. Te lo pedimos en
nombre de Jesús, nuestro Pan de Vida.
Amén.

ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA (D. RAMOS)


ORACIÓN PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Dios de toda gracia, tú has escuchado el
clamor de tu pueblo que sufre. Enviaste
a Jesús para que fuera nuestro Redentor
y nuestro hermano. Abre nuestros ojos
para que veamos la inmensidad de tu
amor y las maravillas que realizaste con
tu pueblo. Danos el coraje para ser tus
manos y tu corazón con quienes sufren.
Danos la sabiduría de proclamar la
justicia y la rectitud. Que se cumpla
ahora y siempre en nosotras tu voluntad. Amén.

martes, 24 de marzo de 2015

ACCIDENTE AÉREO






TRES ORACIONES PARA LA SEMANA SANTA

Para darle el pésame a la Virgen el viernes santo por la noche

La familia se reúne ante una imagen de la Virgen María, preferiblemente en su advocación Dolorosa.

María:

Venimos a hacerte compañía con la pena de no saber decirte una palabra de consuelo que no suene vacía, porque somos causantes de tu duelo.

Por nosotros tu Hijo soportó las injurias, el flagelo, la crucifixión.

De nosotros recibió el abandono, las negaciones, la traición.

Perdónanos, Madre. Tú que conoces nuestra debilidad, acepta nuestro pesar y contrición, cólmanos de tu amor y ternura,  enséñanos a compartir tu dolor y permítenos desandar contigo el vía+crucis y reemprender el camino hacia el Señor.

Para rociar la casa con el Agua Bendita

La familia se reúne con al agua bendita y el cirio encendido.

Señor:

Hoy que celebramos Tu Resurrección nos disponemos a rociar nuestro hogar con el agua bendecida en la Pascua, como señal que nos invita a purificar sobre todo nuestro corazón, lavarlo de rencores, egoísmos e infidelidad.

Concede a nuestra familia mantenerse siempre unida sabiendo acoger y comunicar el verdadero amor y la verdadera vida.

Para bendecir la celebración familiar de la Pascua

Antes de sentarse a la mesa en la comida o en la cena.

Jesús Resucitado:

Nos reunimos a celebrar Tu Pascua y agradecerte que por amor nos has librado del pecado y de la muerte.

Te pedimos que colmes de Tu luz y Tu gracia nuestro corazón para que sepamos descubrirte Vivo y Presente a nuestro lado y convertirnos en fieles y gozosos testigos de Tu Resurrección.



miércoles, 18 de febrero de 2015


ESTAMOS EN CUARESMA

El término Cuaresma proviene del latín quadragésima, y es el período del tiempo litúrgico en el calendario cristiano destinado, tanto por la Iglesia Católica como por la Ortodoxa y la Anglicana, para la preparación de la fiesta de la Pascua, que es el Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria, la fiesta principal y más antigua de la cristiandad. La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina justo antes de la Misa de La Cena del Señor en la tarde del Jueves Santo.

La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza la prueba de vivir durante cuarenta días en el desierto de Jesús antes de su misión pública. También simbolizan los cuarenta días de duración del Diluvio, además de los cuarenta años que duró la marcha del pueblo judío por el desierto a su salida de Egipto. Al igual que las personas que vivieron estas experiencias, los fieles católicos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y de reflexión.

La Cuaresma tiene cinco domingos más el Domingo de Ramos; seis en total. Y en las lecturas de estos días los temas acerca de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón son dominantes. No es un tiempo triste, sino meditativo y de recogimiento. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y de penitencia del año litúrgico. Por ello en la Misa no se canta el Gloria al final de cada acto penitencial, excepto el Jueves Santo en la Misa de la Cena del Señor, ni el Aleluya antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este período es el morado, significando el duelo, la penitencia y el sacrificio, a excepción del cuarto domingo en que se utiliza el color rosa, y el Domingo de Ramos en el que se usa el color rojo, referido a la Pasión del Señor.

Es de destacarse el hecho de que se inicia la Cuaresma con el Evangelio de las tentaciones de Jesús en desierto, lo cual es una muestra de la importancia que reviste el tema del desierto y de la cuarentena para una interpretación global del conjunto de la Cuaresma, el cual antes todo, es una experiencia de desierto prolongada por espacio de cuarenta días.

El desierto en sí mismo es un lugar hostil, lleno de dificultades y de obstáculos. Por eso la experiencia del desierto debe animar a los creyentes al combate espiritual y el enfrentamiento con la propia realidad de miseria y de pecado. En este aspecto la Cuaresma debe ser interpretada como un período de prueba, recordando que los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto fueron también un tiempo de tentación y de crisis, durante los cuales Yahvé quiso purificar a su pueblo y probar su fidelidad (Deuteronomio 8:24, Salmo 94).

La Cuaresma representa una experiencia singular, una especie de entrenamiento comunitario en el que los creyentes aprenden y se ejercitan en la lucha contra el mal. La mayoría de israelitas del Éxodo no pudieron superar la prueba, ni tan siquiera Moisés pudo entrar a la Tierra Prometida; muchos sucumbieron en el camino. Cristo, en cambio, salió victorioso de la prueba. Los cristianos que realizan fervorosamente el ejercicio cuaresmal y recorren con fe el camino que conduce a la Pascua, compartirán con Él la victoria sobre la muerte y sobre el pecado.

MIÉRCOLES DE CENIZA

En este día empieza la época cuaresmal con la imposición de las cenizas en la frente de los fieles católicos. Es un símbolo que representa un motivo de esperanza y de superación, además de ser el inicio de un camino que nos conducirá a la salvación. Es el momento en el cual cada persona empieza a entrar en su corazón y camina hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

La señal de penitencia que representa la ceniza en la frente se convierte para el católico en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que debemos atrever a hacernos en este camino de preparación pascual, con lo que más que sobre nuestras frentes, debe caer sobre nuestro corazón. Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar. No son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros: es nuestro Padre, que ve en lo secreto, quien nos va a recompensar.

Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Y la ceniza nos dice que nos quitemos lo superfluo que nos ofrece la vida y nos quedemos con lo que realmente vale, con lo fundamental, con lo único que llena la vida de sentido. Dios nos lo recompensará.

Este es el sentido de la ceniza en nuestra frente; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente con ceniza si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si le buscamos a Él, este día y el resto de la Cuaresma es el momento para caminar, para buscarle y, por fin, encontrarle, y de esta forma purificar nuestro corazón.

El significado del rito de la ceniza es precisamente éste: purificar el corazón, dar valor a lo que realmente vale y entrar en el interior de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que iniciamos este Miércoles de Ceniza en forma solemne, se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

Y así lo confirman las dos expresiones del sacerdote en el momento de imponer la ceniza: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Marcos 1:15) o "Acuérdate de que eres polvo y en polvo te convertirás" (Génesis 3:19). Son palabras que deben conducirnos a una profunda e íntima meditación.